Mi visita a San Pablo fue gracias al universo que todo lo provee. “Hay que tener cuidado con lo que uno pide” me dijeron una vez. Y aquí estoy, haciéndome cargo de los nuevos desafíos. Pero esa es otra historia.
Las capitales no me gustan, hay mucha gente, y San Pablo es enorme. Tiene la mitad de la población que toda la Argentina. Eso se representa en que los camiones, las autopistas y los supermercados son gigantes. Algo loco es que ofrecen el servicio de viaje en helicóptero para llegar al aeropuerto. 😳
No tenía reales, y el miedo a no contar con efectivo para llegar a mi habitación me obligó a cambiar dinero en el aeropuerto. ¡Me mataron!. Aquí voy con el dato de que la gran mayoría de taxis aceptan tarjeta de crédito (Cartao). Aconsejo ir con los taxis del aeropuerto, son blancos y celestes. Ojo, no me pusieron el reloj (taxímetro) y me terminó cobrando lo que decía en un papel. Me dio a chamuyo.
Uber es otra opción, pero el wi-fi del aeropuerto respondió muy mal. Aclaro que llegué a las 3 de la mañana, el transporte público no estaba operativo. Sino se presenta como una excelente alternativa más económica.
Conseguir un chip para el celu no es cosa fácil. Los venden en todos lados y son accesibles, pero para poder dar de alta la línea necesitas un CPF, que viene a ser como un CUIL argentino. Si tienes onda con algún residente te lo puede facilitar.
Los brasileños se manejan con un método de pago llamado PIX. Viene a ser como un código digital con el que compran y venden. Se realiza como una transferencia o se genera un código QR. Recomiendo la app BELO que funciona muy bien. Desde cualquier cuenta bancaria argentina (ej: Mercado Pago) puedes transferir dinero a tu cuenta de BELO y pagar con PIX. Súper útil. Ojo! Recordar que si no accedes a un chip no tenes internet en la calle. 😬
Estuve alojado en el barrio Jardín Paulista, mis recomendaciones van por allí. ¡Cheto!, se puede caminar tranquilo por la calle. Lo primordial es tener cuidado con las motos. En cuanto al resto de los lugares me recomendaron tener cuidado, no andar con el teléfono en la mano y no descuidarme. Típico de las grandes ciudades. Por las noches los paisajes suelen ser muy diferentes.
San Pablo me despidió muy cariñosamente. Me estresan mucho los vuelos, por ello llego siempre con tiempo a los aeropuertos. Una leve equivocación de terminal me demoró, pero una tobillera de caracoles me marcó el camino. Lástima que una oficial cortó mi rumbo y me enseñó el camino al check-in. Con tareas laborales en mente para hacer a la espera del avión me dirijo hacia la puerta de embarque. Es la 268. Me acerco para confirmar y dos trencitas en la frente borran mi sentido del tiempo y el espacio.
Las primeras palabras son en español, es Argentina. Lleva una remera negra corta con un short de jean y la tobillera de caracol me recuerda que ya nos conocimos. Su primer gesto es una sonrisa que me compró en oferta.
Confirmando la puerta en su ticket de embarque chusmeo el asiento. 29 C. Tengo 29 B. ¡Gracias universo! Si la quiero hacer no me sale. Tengo muchas ganas de hablar y todas las excusas.
Me cuenta de su aventura. Fueron 4 meses en Ubatuba. Unas playas geniales a 3 horas en micro de San Pablo. Me lo cuenta con un brillo en los ojos que me dan ganas de conocerlo. El idioma le resultó fácil, todo lo contrario que a mí. Entre bocado y bocado me enseña palabras y tips brasileños.
Se siente un poquito triste, tuvo que vender su bici, dejar a sus amigos y su vida en la playa para retomar los estudios. Coincidimos en que todo es un aprendizaje. Es artesana, pero no se animó a vender sus anillos. En cambio, estuvo recorriendo la costa tirando un carro ofreciéndo açaí, un típico postre brasilero, el cual tiene muy buena salida y le dejó un buen dinero.
Es su segundo vuelo. Hay miedo. Estamos en una fila de tres asientos. El 29 A está ocupado por una señora. Profesora de Arte. Lo que está estudiando Rocio. Nunca le pregunté el nombre, pero lo pude descifrar entre charlas. ¡Muchas casualidades!.
Comienza el despegue. Siento los nervios. Tomo su mano.
- ¿Estamos en el cielo? Me dice.
Me quedo mudo. No te regales Juli (Pienso por dentro). No la quiero tirar afuera. Pero solo pienso en encontrar las palabras justas que me lleven a comerle la boca.
Con cada tema de conversación me voy acercando poco a poco. Hay onda. El avión fija rumbo fijo, las luces se desvanecen. Están dadas las condiciones. Las mariposas recorren mi cuerpo. Y la adrenalina se apodera de mí. Me apoyo sobre sus labios. Una leve turbulencia le mete un condimento divino. Logro detener el tiempo. Acontece mi primer beso en el cielo.
Un amigo dice que la felicidad son momentos. Estoy en uno de ellos.
El vuelo tiene otro sabor. Nos dormimos uno sobre el otro. Como si lo hubiéramos planeado.
Esperando el equipaje me hago de su número de teléfono. Salimos juntos. Pero al pasar su mochila por el escáner la máquina nos juega una mala pasada.
- ¿Llevas arena? Le preguntan.
- No, no.
Uh! ¡Mil cosas pasan por mi mente! Pero no me dejo asustar. Tuvimos que abrir la mochila y mostrar todas sus pinturas. Con una sonrisa nos dicen:
- Sigan chicos.
A ella la espera su tía. A mí, mi vieja y mi hermana.
Entre familiares nos despedimos con un hermoso abrazo. Me quedo con ganas de más confiando que el destino nos voverá a unir.
¿Qué hacer en San Pablo?
Las principales actividades son culturales, me hablaron del museo de arte que está muy lindo pero no lo pude visitar. Una tarde recorrí el parque Ibirapuera. Vi un partido de fútbol y otro de tenis. Súper completo para toda actividad deportiva. Si la cosa no va por ahí es hermoso para caminar. Me dormí una hermosa siesta en un banco de plaza viendo los patos. Si te copa la fotografía andá con tiempo. Hermoso pulmón en la gran ciudad.

Otra excursión es el free tour de Vila Madalena. Solo se realiza en Portugues e Inglés. Los guías son muy copados. Fueron dos horas súper entretenidas conociendo arte callejero. Siempre que arribo a un nuevo destino me gusta realizar este tipo de excursiones ya que me adentran en lo que sucede a mi alrededor. Toda la ciudad se encuentra grafiteada y en el recorrido te vas enterando por donde viene la mano y el porqué de muchos de ellos. Cuentan con dos circuitos más que por errores de cálculo no los pude realizar.




Restaurantes opción Veggie
La gran mayoría cierra a las 23 horas. Al mediodía se presentan muchas más opciones.
- Reet Namaste Paulista. Comida Indú.
- Emporio Frutaria Oscar Freire. Súper saludable y delicioso. Se paga cada detalle.
- Boali. Bowls vegetarianos muy bueno. Es una cadena
- Ganesha. Comida por peso. Ojo! Es caro.
- Restaurant Orange
- Vegano
Bares
La noche en la semana es muy limitada. Los bares cierran temprano.
- Baron Rock Bar. Música en vivo. Linda terraza.
- Bear Bar. Cervecería.
- Bernadette. Buena onda, buena decoración. Lindo patio en el fondo.
- Santa Augusta Bar
Con Confianza
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