Mi primer viaje manejando sin copiloto. Fueron casi 700 km, cuando me aburría de la música sonaba algún podcast para mantener la mente ocupada. Lo que más se extraña son el mate y las charlas reflexivas, tuve intenciones de levantar algún que otro mochilero, pero cuando se presentó la oportunidad estaba cerca de una parada técnica.
El 22 de diciembre llego a Villa Alpina por un camino de ripio de más o menos una hora, frente a mí se presenta un rebaño de cabras que me impide continuar. No se si será la época del año, pero mi búsqueda de seres humanos no presenta ningún resultado. A lo lejos, en un granero veo movimiento. Con miedo, sintiendo que invado propiedad privada, me acerco golpeando las palmas.
Por detrás de un fardo se presenta un señor fornido, de boina púrpura, camisa leñadora, jean, alpargatas y un facón en la cintura. Con voz gruesa me invita a caminar 300 metros camino abajo a la casa de la encargada.
Allí me encuentro con Zulma, quien me cuenta que soy el único visitante del refugio que suele albergar no menos de 50 personas por noche.
Día previo a papá Noel comienzo el ascenso al cerro Champaquí, el sendero no presenta complicaciones salvo su elevada pendiente. En todo el camino me cruzo con dos viajeros que me advierten sobre una tormenta en la cumbre pronta a descargar toda su furia.

En la base del cerro me espera Maria Eugenia, cuyas indicaciones fueron:
- Llegar al valle, cruzar el arroyo, encarar hacia el oeste hasta visualizar un tanque de agua blanco. No te podes perder.
Fueron 6 horas de pesado camino, tras cruzar varias tranqueras, invadir propiedad privada ya no me presenta culpa, y haciendo “palmas y arriba, y arriba ese coro que bate”.. llego a la casa de mis anfitriones.
Me recibe el señor del facón en la cintura. ¡No entiendo!. Con una sonrisa me dice:
- Estaba seguro que ibas a ser vos nuestro huésped, pero no me animé a consultarte.
Se llama Juan y utiliza el granero del pueblo como almacén de sus provisiones. Dos veces por semana realiza el mismo recorrido con su caballo y mulas para abastecer al refugio. Estas cosas no dejan de sorprenderme, tengo tan normalizado ir al supermercado y a la verdulería, que cuando escucho estos trajines me siento a años de distancia.
Alimentar y cuidar a sus animales es su mayor preocupación, por ello no se puede alejar por mucho tiempo, su destino más lejano fue Villa General Belgrano, tres horas a caballo más dos en automóvil.
Amante del mate con azúcar, se considera un excelente calzador. Se ha hecho fama de ser el mejor colocador de herraduras del valle, inflando pecho cuenta que su hermano ha hecho mucho dinero con ello, pero a él, solo le interesan sus animales.
No es un hombre de muchas palabras, pero siempre se encuentra predispuesto a responder mis inquietudes, el (su) problema, es que cada respuesta, disparaba más preguntas:
- ¿Qué comen los caballos?
- Alfalfa
- ¿Cuántos caballos tienen?
- Dos
- ¿Y mulas?
- Cuatro
- ¿De qué lado se monta el caballo?
- De la izquierda del caballo
- ¿Cuántos gallos se necesitan para las gallinas?
- Depende
- ¿Cuánto tarda el huevo en convertirse en pollito?
- 21 días
- ¿Qué debe hacer la gallina para que el huevo se convierta en pollito?
- Sentarse sobre ellos, se le llama encluecar. Elige un lugar y se queda allí.
- ¿Cuántos huevos pueden ser?
- Más o menos 6
- ¿Cómo hace para comer?
- Se levanta, come y vuelve.
- ¿Dónde compran sus víveres?
- En General Belgrano
- ¿Cuánto vale una garrafa?
- $13.000 pesos, sin incluir el flete en mula
- ¿Qué hicieron durante la pandemia?
- Lo mismo de siempre, cuidar los animales
- ¿Cuántas cabras tienen?
- Más o menos 30
- ¿Y chivos?
- Sólo uno, este año se va
- ¿Por qué se va?
- Hay que rotarlo para que no se degenere la raza
- ¿Tienen Huerta?
- No
- ¿Por qué?
- Porque los animales se comen todo, es difícil de cuidar
- ¿De dónde viene la verdura?
- De General Belgrano
- ¿Qué consiguen?
- Principalmente papa, zapallo, morrón y cebolla.
- ¿Hay médico?
- Viene una vez por año.
- ¿Y Dentista?
- Hace mucho que no vemos al Dentista
- ¿Tienen iglesia?
- Si, pero el cura viene una vez por año.
Y así fueron muchas más. Mi problema, era que luego de tantas preguntas me quedaba sin temas de charla para la mesa.
Juan me presenta a la patrona, Maria Eugenia, lleva delantal de cocinera, pelo castaño rojizo, bien peinada con raya al medio. Comparten el mate dulce y hace unas tortas fritas riquísimas, aunque su especialidad es el pan casero. Juntos vienen trabajando el albergue desde los últimos 20 años, cuentan con capacidad para 30 personas, es uno de los más pequeños pero de los más antiguos.
Mis preguntas hacia ella fueron por el lado de la cocina, sorprendido le consultaba cómo hacía para alimentar tal volumen de gente con una pequeña cocina y todo a garrafa.
(Por cuestiones de privacidad y para no aburrir al lector no voy a plasmar las preguntas)
Me cuida como a un hijo, preocupada por mi bienestar, me permite subir el 24 de diciembre a la cumbre con la promesa de modular por radio en determinadas ocasiones. Mucho granizo ha caído en la tormenta de anoche, pero parece ser posible el ascenso.
En el camino se presentaron todos los climas, sol intenso, garúa, lluvia y viento fuerte, pero pude lograr la cumbre sin demasiadas preocupaciones, solo debía estar atento a un zorro que quería hacerse de mi arroz con aceitunas y garbanzos.
En la cena de nochebuena conocí a su hija, creo que nunca supe el nombre, deduzco que tiene alrededor de 20 años, porque terminó el colegio hace poco y está pensando en estudiar equinoterapia o veterinaria, pero por cuestiones de distancia y dinero, la cosa viene complicada.
Cena, vinito y a la cama, la navidad estuvo muy simple, como vivir en la montaña, donde reconozco una vez más, que se puede vivir con menos.

Mucho sol y poca sombra me esperaba al otro día. El descenso se hizo largo ya que deposité toda mi energía en la esperanza de cocinar en el albergue de Villa Alpina. Con hambre y ganas de una ducha busco a Zulma por todo el pueblo, pero solo puedo dar con Mario.
Adulto mayor, sombrero piluso azul, pantalón de jeans y zapatillas Topper, lleva bastón y signos de haber sufrido un ACV por su dificultad en la movilidad. Cordialmente me presta su atención.
- Zulma no está, se fue a lo de la prima para almorzar. Me invitaron, pero no quise ir.
- Uh! ¡Qué cagada! ¿No le dejó nada para mí?
- No, ¡qué raro! Si se hubiera acordado me hubiera dejado la llave. Aquí no hay más nadie.
- Intenté llamarla pero no me atendió.
- Ella está aquí abajito, no tiene señal.
- ¿Está cerca?
- Si, aquí abajito nomás. ¿Queres que te acompañe?
- Si no es mucha molestia, me hace un favor.
- Esperame que me cambio las zapatillas y vuelvo.
Estimo que tiene unos 75 años, su padre ayudó a pico y pala en la apertura del camino para carretas. El pueblo es muy diferente a sus épocas. El viaje hasta el colegio le demandaba unas dos horas a mula, motivo por el cual nunca terminó los estudios.
A los 18 años busco nuevos horizontes en Villa Alpina. Su oficio se debe al campo, comenzó de alambrador y trabajó mucho con animales, le gusta la siembra y me habla mucho sobre los pinos del monte que conoce a la perfección.
En su momento hizo buen dinero trabajando de sol a sol, pero de un día para otro se enteró que su sacrificio fue en vano. La noticia llegó por un vecino que venía de visitar el banco más cercano ubicado en Córdoba capital:
- Hace años que cambiaron el dinero, y nosotros nunca nos enteramos, nuestra plata, ya no vale nada.
No fue el único, y agradece, que comparado con otros, su dinero era poco. El consejo: Disfrutá, gasta, no guardes nada que no sabes lo que puede pasar. Tuvo la suerte de que el corralito no lo agarró con un peso, aún no sabe si eso es bueno o malo.
La casa de la prima estaba a 45 minutos en ripio, no puedo seguir confiando en el “abajito nomás”. Zulma y su marido no suelen tomarse francos, supone que es el único del año, hermoso para que un turista le vaya a interrumpir su descanso anual.
Como era de esperar, no tenía la llave, pero me comparte el secreto de la ventana que no cierra.
La cosa no fue sencilla, me sentía un ladrón intentando forzar las aberturas cuando se presenta una señorita en busca de agua. Tiene anteojos, gorro safari y una mochila muy cargada, me consulta con acento extrajero donde puede cargar agua, recuerdo una canilla en el patio y la acompaño hasta allí.
El último ventanal me dió acceso a comida caliente y ducha de agua fría para llegar a mi tan preciado descanso. ¡Gracias Mario!
Antes de salir de Buenos Aires me regalaron unos hongos, parecía que los llevé de paseo, no me animaba o no se presentaba la oportunidad. Está vez dije: ¡Es ahora! Hongos y al río.
La tarde está hermosa, temperatura ideal para chapuzón y mate. Saltando de roca en roca me vuelvo a encontrar con la turista. Fue Mario quien la guió hasta aquí en busca de un sitio para acampar.
Se llama Mau, se pronuncia Moo al ser de origen francés, es científica (o algo así), está trabajando en Buenos Aires y se encuentra de vacaciones. Llegó caminando desde Santa Rosa de Calamuchita, subió al Champaquí y piensa volver caminando, cargada con carpa y víveres; yo creía que lo mío era todo una proeza.
Recuerdo muchas sonrisas, siempre hay mucha curiosidad por nuestra cultura. Amante del mate, estiramos la yerba hasta caido el último rayo de sol. No quería moverme mucho, la pequeña roca en la que estábamos sentados se iba achicando con el correr del tiempo. Los hongos estaban haciendo lo suyo.
El cielo se fue pintando de colores, aparecieron las primeras estrellas, para dar lugar a las luciérnagas, el cuento de hadas va tomando color. Por detrás de un árbol, cruzando el arroyo a unos 20 metros se asoma un conejo blanco, me haces señas, quiere que me acerque, pero no suelo confiar en extraños cuando estoy con los pies en el agua.
Mi compañera no tiene miedo y se pierde en el bosque, mientras yo me quedo recostado sobre una roca mirando las estrellas, pensando en todas las personas de este, y otros viajes que marcaron mi rumbo.

¿Cómo subir al cerro Champaquí?
Se puede hacer de varias formas, las más conocidas son desde Villa Alpina y desde Yacanto. Elegí la primera porque encontré una linda ruta en Wikiloc y cuenta con un albergue para mochileros con buenas críticas.
Para llegar aquí tenemos un camino de ripio de más o menos una hora. El albergue donde me alojé se llama Piedras Blancas, cuenta con más de 50 camas, baños grandes con agua caliente y cocina industrial súper equipada. El precio me pareció accesible, podes consultar el actual a su WhastApp. Además cuenta con cabañas que se ven muy lindas.
Puedes dejar el auto en el estacionamiento, cuenta con cochera techada y descubierta, si pegas onda lo dejas bajo unos árboles y listo.
El sendero se encuentra bastante marcado, pero al vivir bastante gente y transitar muchos animales, se presentan varias rutas, ojo, tener cuidado de no perderse.
Me llevó 5:40 llegar a la base del Champaquí, eso que no almorcé, solo fui picando frutas y frutos secos. Me pareció bastante empinado. Recomiendo llevar agua, se cruzan varios arroyos en el camino con buen caudal de agua dependiendo la época del año. Mi camelback carga 2,5 litros y llegó vacío, sin recargas en el camino.
Allí me alojé en el refugio de Maria Eugenia, es uno de los más pequeños con capacidad para 30 personas. Súper amables y serviciales, recomiendo conocerlos.
Desde allí hasta la cumbre me llevó 3 horas, pendiente empinada, hermosos paisajes, me tocó viento, pero el clima siempre me ayudó.
Hay gente que hace toda la bajada el mismo día, es posible, pero debe ser cansador. Yo me quedé un día más en el refugio haciendo el descenso completo al día siguiente por la mañana.
Recomiendo llevar tu comida para cocinar en el refugio de Villa Alpina ya que la cocina está equipada y solo hay un lugar donde puedas conseguir algo y preparado.
Mandale mecha, cualquier cosita me contactas.
Tiempos y distancias:
Tramo | Distancia | Tiempo |
Villa Alpina – Refugio Maria Eugenia | 15,41 km | 5:40 horas |
Refugio Maria Eugenia – Cumbre Champaquí | 7,06 km | 3:00 horas |
Refugio Maria Eugenia – Villa Alpina | 15,23 km | 3:30 horas |
Refugio en Villa Alpina:
- Piedras Blancas. WhatsApp: +54 9 3547 59 5163
Refugios en la base del Champaquí:
- María Eugenia. Me alojé aquí. Celular: 03546 43 9879. WhatsApp 03544 46 9017
- Los Soles. WhatsApp: +549 351 539 1911
- Nelio Escalante.
Track / Rutas:
- Está es la que encontré para seguir, pero terminé armando una propia.
Frecuencias de radio utilizadas por las personas en la base del Champaquí:
- 150.100
Comparto lo que llevé en mi mochila:
- Ropa (incluida la que llevo puesta)
- Campera de lluvia / rompeviento
- Cubre pantalon para lluvia
- Campera de abrigo x1
- Buzos x2
- Pantalón que se hace bermuda
- Pantalón de abrigo
- Zapas Salomon
- Ojotas
- Calza / Remera térmica / Cuello x2
- Calzones x4
- Medias x4
- Remeras x4 + Remera dormir + Musculosa
- Guantes
- Short de baño
- Higiene
- Cepillo dientes / pasta
- Hilo dental
- Gotas ojos
- Jabonera / Shampoo
- Papel higiénico
- Peine
- Protector solar
- Desodorante
- Cinta médica / papel
- Curitas
- Bálsamo (para los labios)
- Otros
- Toallón secado rápido
- Linterna y cargador
- Pinza multiuso
- Utensilios viajeros
- Encendedor
- Bolsas varias & Ziploc
- Botella agua
- Anteojos montaña
- Power bank
- Camelbak
- Bolsa de dormir

Con Confianza
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