Me levanto a las 6 de la mañana sin hacer mucho ruido. Comparto habitación con Andreina y un señor desconocido que ronca mucho.
Quiero desayunar antes de partir hacia las “Termas de Jordan”.
Hago huevos revueltos y corto fruta. Llevo todo a la mesa mientras caliento agua para un té de limón. En ese ínterin escucho ruidos en el pasillo. Dos morochas se acercan a la cocina.
Entre lagañas comenzamos una simpática charla.
Una de ellas es Argentina, la otra tiene acento latinoamericano pero me cuesta sacarle la ficha. Lleva puesta una remera blanca y unas calzas anaranjadas que le quedan hermosas.
Son compañeras de laburo, viven cerca de Mar del Plata y están camino a las termas. Compartimos la misma excursión, el mismo horario y la misma guía. Me encanta cuando el universo me alinea con todos los planetas.
Son las 7am, debemos partir. Una de ellas se acerca con la llave de su auto y me pide que la ayude ya que está en una subida complicada. ¡Genial! Ya me deben una. 😁
Tengo reservado un remís compartido, pero no las voy a dejar solas. Lo pago igual pero me voy con ellas.
El grupo se compone de 6 personas. Interactúo con todos y me quedo hablando un rato con un flaco alto hincha de Banfield. Me cuenta que su viaje comenzó en tren desde Tucumán. Son 3 días, pero con los brownies locos que se comió no lo sintió para nada. Metió la mano en el bolsillo y me dijo:
- Hincha de Banfield: ¡Uh! Me quedó uno. ¿Queres?
Dudo 2,5 segundos y acepto. Me lo comí todo. ¡Ya fue!. Al ratito el cuerpo no es el mismo, y claramente esto recién empieza. Se activa el slow motion, los miedos y las sonrisas.
- Juli: ¿Vos sos de esas personas que van drogando a la gente por el camino verdad?
No me entiende, esta re loco! Y nos reímos juntos.
- Juli: ¡Necesitamos más gente como vos!

La caminata se pone divertida, la guía le mete toda la onda. Es oriunda del sitio y mientras nos cuenta sobre la flora y la fauna suma historias personales de ella con su familia.
Poco a poco me voy acercando a Livia, es del sur de Brasil, está de vacaciones junto a Paula. Partieron desde Salta. Es su último día en Jujuy.
Hay buena onda. Busco excusas para hablarle. Me sigue la corriente. Estoy un poco loco, no quiero meter la pata.
El camino es ancho, podemos caminar de a dos a la par. Nuestra guía nos dice:
- Eliza: Disfruten esta parte, más adelante llega el divorcio y van a tener que caminar de a uno.
La brasileña esta hermosa, tiene un acento que me encanta y no quiero que me pare de hablar. Vamos caminando a la par hasta que el camino se pone más angosto. Ella toma la delantera, y le digo:
- Juli: No seas así.. no nos separemos tan rápido. Dame una oportunidad más.
Se da vuelta con una sonrisa pícara divina. Chamullos que van, charlas que vienen, estoy a la espera del momento.
Caminamos alrededor de 3 horas para llegar a las termas. La primera imagen es de película. Piletones que se unen por cascadas largando humo en el medio del monte. ¡Estoy re loco y me encanta!
La pileta principal es la “Fuente Madre” de donde proviene el agua caliente. Pregunto si se puede tocar. Me dan el ok. Me inclino sobre una roca, acaricio el agua y juego con una especie de medusa que deambula al ritmo de la marea. La llamo a Livia y la invito a sentarse a mi lado. La vuelvo cómplice del momento.
Continuamos río abajo hasta nuestra pileta. Llegó el momento. Sin dudar soy el primero en saltar. Disfruto un rato de mi locura y pienso: “Es ahora”.
Me acerco, vamos hacia lo profundo y nos alejamos de la gente. Su boca me está volviendo loco. Quiero besarla. No quiero meter la pata. Busco la situación perfecta.
Construyo una linda historia, y voy..
- ¿Besaste alguna vez en aguas termales?
Sonríe, pero no hay lugar a la respuesta esperada. Me acerco. Pero el juez de línea me levanta la bandera. Si hay un novio no quiero saberlo. Vuelvo a insistir y no hay caso. Venía jugando bien, el partido estaba de mi lado, pero en un cambio de frente quedamos todos mal parados y me clavaron el uno a cero.
Me alejo flotando. No quiero ser un pesado. Flasheo un rato y boludeamos entre todos. Con el hincha de Banfield somos cómplices de la locura. Los brownies pegaron divino.

Cuando estoy fumado pienso un montón y hablo más de la cuenta. Comienzan las autocríticas.
¡Me apuré!
Fueron 2 preguntas y a la tercera le quiero robar un beso. Así no es. Tengo todo el camino de vuelta para una segunda oportunidad.
Comienza el segundo tiempo. Me llega la pelota. Hay un buen ida y vuelta. Si estuviera todo mal me lo haría sentir. Compartimos juntos largos trayectos entrando en confianza con temas más profundos.
Vuelvo más lento el paso, el grupo se aleja.
- Juli: ¿Qué hice mal?
- Livia: Nada
- Juli: Algo mal hice. Si no me hubieras dado bola.
- Livia: No daba para darte un beso delante de todos.
No puede ser. Fue por vergüenza. Le agarro la mano, la freno. Me acerco poco a poco a su boca. El primer beso es divino.
Siente “cosa” por su amiga y el grupo. Yo soy el Diego en el 86.

Hace tiempo que no me importa el qué dirán. Puedo meterme en una burbuja y silenciar el mundo exterior. Perderme en una mirada y exprimir el momento. Son sensaciones únicas y cada día celebro más cuando acontecen. Estoy en un momento en que todo pasa a un segundo plano cuando se trata de disfrutar.
Quiero más pero ella mira para delante con culpa.
- Juli: Lo único que realmente tenemos es tiempo. Y lo quiero compartir con vos.
Ahora sí. Nos besamos bien rico. Me encantó cuando me lo dijo.
Rompimos el hielo. Nos sentimos cómodos. El tour sigue su camino. Yo quiero caminar junto a la chica de calzas naranjas. Que ahora en confianza, me juega con el color de su ropa interior. Me está volviendo loco.
Le prometo el cielo con recetas afrodisíacas con todas las intenciones de cumplir. Una noche más necesitaba, pero no la tengo.
El tour llega a su fin. Eliza nos despide. Los 4 nos dirigimos al auto con ganas de una ronda más. Un hincha del taladro, una marplatense, una brasileña y un domselareño disfrutan del vino sobrante de la noche anterior con unas secas a la vera de la ruta.

Con Confianza
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