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D10S existe

La ilusión nació el día en que se confirmó nuestro viaje al mundial de Rusia y nos enteramos que Maradona iba a estar conduciendo un programa junto a Víctor Hugo como ocurrió en el mundial de Brasil 2014.

Pusimos las fichas en que nuestro amigo Julian Capasso (Productor de Victor Hugo) lograría el tan preciado encuentro. Con un pie en Rusia se activaron las tratativas. Debemos esperar llegar a Moscú, ciudad donde se filma el programa. 

Luego de la triste derrota frente a Croacia (3-0) Bea, esposa de VH, nos acerca una muy buena noticia. Hay posibilidades del encuentro luego de la filmación del programa. 

La cita es a las 19. El programa termina a las 20 pero hay que estar allí un buen rato antes. Ese día realizamos un tour que incluyó toda la mañana. Antes del esperado mensaje el plan era visitar la plaza roja, emblema de la ciudad. Juli nos advierte que podemos ir hasta el hotel y que la visita sea un fracaso. Son muchos los factores que influyen en poder conocer al autor del mejor gol de la historia.

La apuesta es muy grande. Podemos estar toda una tarde aburridos en el lobby del hotel en lugar de visitar lugares históricos, o podemos lograr una hazaña única e irrepetible. 

De los seis viajeros, tres descartan la opción, prefieren ir a lo seguro. Maty Maida, Julian y yo no dudamos y asumimos el riesgo. Menos personas tiene su lado positivo. Resulta más sencillo escurrirse entre toda la burocracia que rodea al 10. Todos lo sabemos. Piola los pibes dándonos una mano.

Juli nos advierte sobre la vestimenta, pero no había mucho con que dibujarla. En mi caso vestido con zapatillas de trekking, bermuda de jean gris cortada y la gloriosa casaca del ‘86 escondida debajo de una campera rompe viento negra. Era un mochilero entrando a un hotel de categoría en busca de café gratis.

– ¡Con actitud! Como si sabemos a dónde vamos y decididos. Fueron las palabras del productor antes de encarar la entrada. 

El hotel es asombroso, uno de los más costosos de Moscú, el Radisson Royal hotel. Por la puerta desfilan Ferraris y naves de todo tipo. Un lujo.

Con confianza pasamos la puerta principal. Fuimos directamente a la recepción y nos acomodamos como si estuviéramos de visita en la casa de un amigo. Debemos hacer tiempo hasta recibir nuevas indicaciones. A nuestro lado hay una maqueta gigante de Moscú con luces y sonido en la cual derrochamos nuestro tiempo. 

Maty y yo estamos con muchos nervios. Juli se duerme en un sillón. Se nos acerca un guardia y nos llama la atención. No entendemos y nos asustamos. La advertencia se debe a que Capasso dejó el celu cargando en la otra punta del hotel y que no lo olvidemos. 

Cuando creímos que el partido estaba perdido llega el tan esperado mensaje de Bea. ¡Suban para el piso 11!.

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¡Fuaaaa! ¡Qué nervios! La adrenalina sube al máximo nivel. Siento que estoy en la manga por salir a la cancha previo a una final. Así subimos al ascensor. Tres amigos en un tremendo hotel, ascensor espejado y reluciente, yendo a conocer al que una vez dijo: “Toda la vida voy a ser jugador”. ¡Un flash! Nos miramos y no lo podemos creer.

Nos recibe Bea con su sonrisa característica, nos acompaña hasta la puerta de la habitación donde nos indica que no hagamos ruido ya que están en vivo. Resta esperar y que Diego esté de buen humor. Nos enteramos que no quiere ir a filmar al centro de prensa porque los periodistas lo vuelven loco. Por ello se decidió montar todo el estudio aquí. Increíble lo que genera.

En el pasillo comenzamos a probar la cámara, luz y ubicaciones. Aquí no hay partido revancha. Le pedimos a un asistente que tome la foto. Y rogamos que encare para nuestro lado. En la puerta de la habitación circulan personas del staff, en una de esas aparece el loco que siempre lo agarra al Diego de la cintura cuando la euforia lo saca de sus casillas.

La espera se hace eterna. El programa finaliza a las 20.30. Hay movimientos, sonó el pitido final.

En esos momentos se presenta una trabajadora del hotel con toallas en las manos. Frena justo donde estamos posicionados para la foto. Quiere abrir la puerta con la tarjeta, pero no puede. Vuelve a probar, nada. Los nervios nos ahogan. ¡Nos arruina la foto! Sigue intentando abrir la puerta ¡Sigue fallando!. ¡Ahhhhhhhhhh! Abre e ingresa. Volvemos a respirar. 

Al toque se abre la puerta del estudio, sale uno, otro, hasta que aparece el creador del mejor gol de la historia. Sonrisa sobresaliente, dientes blancos que encandilan, aros característicos, su forma única de caminar, y una estatura pequeña. No podes creer que haya anticipado al arquero inglés con ese tamaño.

Viene hacia nosotros. Nos busca, nos encuentra, nos mira. Quedamos anonadados.

– Ustedes. (Nuestro querido Víctor Hugo le había anticipado la jugada).

– Foto con los chicos.

Juli nos adelantó que no le gusta que lo toquen, así que el abrazo debe ser ficticio. Tomamos nuestras posiciones ya entrenadas e inmortalizamos el momento.

Maradona con los pibes
De izquierda a derecha. Mati Maida. Julian Capasso. D10S. Juli Civau.

Son segundos, pero es eterno. Muchas sensaciones, quiero hablar, quiero respirar, quiero recordar cada detalle de ese momento, su sonrisa, su aroma, como se paró, cómo nos miró, su ropa, hasta el dibujo de la alfombra. Y cuando todo había terminado, Diego dice.. 

– Y ahora.. Una con cada uno.

¡Wauuuuu! ¡Qué momento! ¡Quedamos duros! Enganchó y nos dejó de garpe. 

Me agarra a mi, me tiene a su izquierda, estoy al lado de la zurda extraterrestre.. ¡Y me abraza! ¡No entiendo nada! ¡Me está tocando el Diego!. Ahí nomas, ¡Pa! ¡Lo abrazo yo también! ¡Qué sensación!

Maradona y Juli Civau
Lo veo y sigo sin creerlo

Escalofrío mezclado con alegría, adrenalina, y vaya a saber qué más por todo mi cuerpo. ¡Sale la foto! ¡Quedé flasheado! No caía en lo que acababa de suceder. Sigue Juli, con una sonrisa de oreja a oreja y luego Maty, ya preparado se posiciona con pose de buen jugador que es.

Terminada la sesión fotográfica, le damos las gracias, nos saluda, y se retira alentando a la selección para el encuentro con Nigeria en el día de mañana (26/06/18). Pega un grito de guerra, no entiendo que dice, pero transmite pasión y garra alzando los brazos como lo ha hecho tantas veces en sus goles.

Saludamos a Victor Hugo y le agradecemos el gesto sin caer en lo que acaba de suceder. Nos retiramos del hotel como niños que acaban de ver a Papá Noel. Tres amantes del fútbol que compartieron un momento único con su ídolo máximo. Siempre tirando magia con la caprichosa, hoy la clavó nuevamente donde duermen las arañas. 

¡Fue un flash! Lo conocimos, lo vimos, me tocó y lo toqué. ¡Existe!. Lo más fuerte de todo es que lo sentimos. Eso que genera su sola presencia, inexplicable. Tantas veces escuchamos historias sobre él. Está vez nos tocó a nosotros. Y si! ¡Es cierto! Todo eso que dicen, es verdad.

¡UNA CON CADA UNO! ¡No lo olvido más! Me lo tatué.

¡TE QUIERO DIEGO!

Con Confianza

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